Ella estaba comprometida con Jorge Alberto de Schwarzburgo-Rudolstadt, pero rompió el compromiso tan pronto como conoció a Vladímir.
[1] El zar Alejandro II llegó finalmente a un acuerdo con la pareja, para permitir que Vladímir se casase con ella.
Más adelante, la gran duquesa terminó por convertirse a la fe ortodoxa, quizás para no entorpecer los derechos de su hijo Cirilo al trono.
La pareja tuvo cinco hijos: En San Petersburgo, María y Vladimir vivían en el Palacio de Vladimir, a orillas del río Nevá, construido para la pareja por Alejandro II.
María pasaba a menudo largas temporadas en París, donde se hizo conocida por su prodigalidad.
Regularmente encargaba colecciones de joyas a Cartier, que serían muy admiradas.
María era muy ambiciosa y deseaba casar a su única hija, Elena, con un príncipe heredero.
Este trato a su hijo condujo al conflicto entre el matrimonio Vladímir y el zar.
Aún con la esperanza de que, debido a la enfermedad del heredero de Nicolás II, su hijo mayor, Cirilo, se convertiría algún día en zar, María pasó los años 1917-1918 con sus dos hijos menores en el Cáucaso.
María, junto a su hijo Andrés, la amante de este, Mathilde Kschessinska, y el hijo de ambos, Vladímir (Vova), se embarcaron en un buque italiano que se dirigía a Venecia.
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