María Corredoira
[4] Tuvo como profesores de dibujo en su ciudad natal a Felix Castro y Enrique Saborit.[4] En sus inicios, su pintura se centró en retratos y figuras, intimista y en ocasiones con una carga psicológica melancólica, resaltando su estilo regionalista gallego cuando se trasladó a Madrid.[4] En 1936 abandonó su actividad artística por el estallido de la guerra civil española.[4] A finales de los cuarenta, tras el final de la guerra civil, reanudó su actividad artística, cambiando su firma por la María del Carmen Corredoyra.[3][4] En ese periodo, su temática se centró en exclusiva en interiores de conventos.[4] En 1917 mostró su obra centrada en la figura y el retrato en la Exposición de Arte Gallego.