Su nombre fue dado en honor de una hermana mayor, que murió en la infancia.
Prueba de ello son varios bocetos y carboncillos conservados en Austria donde se aprecia su habilidad en este campo.
El matrimonio, que duró 13 años, fue infeliz y no tuvo hijos.
María Carolina era dulce y agradable, pero sufría de epilepsia y sus ataques eran tan frecuentes que casi no podía cumplir con sus deberes de princesa heredera, además de afectarle seriamente a su relación conyugal.
Un año después Federico Augusto casó con la princesa María Ana de Baviera.