Su primera obra fue El mundo dormido de Yenia (1946), que tuvo una recepción bastante dividida entre los lectores.
Al mismo tiempo su literatura demostraba la lucha que esta representaba por la liberación de la mujer tanto social como intelectual.
Inició esta labor con la publicación del libro: Siete escritoras chilenas (1949) en la que demostró cuánto dominaba el tema y su minuciosa lectura.
En este libro buscó el compromiso con su propio género y con las escritoras literarias como antes no se había hecho.
[2] Tiempo después, Gabriela Mistral, desde Nueva York, pidió el indulto al presidente Carlos Ibáñez del Campo para María Carolina.