Trabajó como telegrafista cuando se alzó contra el régimen de Antonio Guzmán Blanco, por lo que pagó cárceles y sucesivos exilios en Estados Unidos, Perú, Trinidad y Tobago Británica.
En estas dos últimas publicaciones, sus artículos recibían el nombre de «bocetos» o «acuarelas».
Su novela Peonía (1890) es considerada como uno de los primeros símbolos del criollismo en la literatura venezolana.
Actúa como jefe de Estado Mayor en la revolución encabezada por Cipriano Castro (1899).
Vicente Romero García dejó varias obras inconclusas: Marcelo, Escenas de la vida revolucionaria, Mi parroquia y Los pigmeos.