Manuel Silva Acevedo

Silva Acevedo alcanzó su consagración con su segundo libro Lobos y ovejas, en 1972, con el premio de la Universidad Austral y la revista Trilce, pero publicado por la galería de Paulina Waugh solo cuatro años más tarde, en 1976, en una plaquette.

"Se transformó entonces, como tantas cosas de ese período, en una latencia, en un poema fantasma, fotocopiado, comentado tras bambalinas, susurreado, inexistente en el escenario público y sin embargo de una presencia feroz.

Un poema a la vez mínimo y escandaloso, un pequeño clásico en sordina, un hito en la literatura chilena", diría dos décadas más tarde la crítica Adriana Valdés.

[5]​ Trabajó durante 25 años como "creativo en publicidad", época en la que "escribía a contrapelo, con mucha dificultad y dolor".

[8]​ El crítico Grínor Rojo ha dicho de Silva Acevedo: “Nacido a la poesía cuando Nicanor Parra había practicado ya el gran corte en la historia literaria de nuestro país y cuando Enrique Lihn empezaba recién a encontrar su voz.

El editor Ernesto Pfeiffer y Silva Acevedo antes de una lectura del poeta en la librería Metales Pesados de Valparaíso en 2015
Silva Acevedo con su esposa Sabine Romero en la FILSA 2017