Fue concejal en el Ayuntamiento de Guadalajara, diputado provincial y diputado en el Congreso por la circunscripción de Guadalajara, siempre militando en las filas del Partido Republicano Democrático Federal del que fue su líder más destacado en la provincia de Guadalajara durante la segunda mitad del siglo XIX.
Para costearse sus estudios, desde su segundo curso universitario simultaneó su aprendizaje en las aulas con su trabajo como practicante en el hospital de San Carlos.
Acabados con provecho sus estudios, regresó a Guadalajara donde ejerció la medicina durante casi medio siglo, destacando por su espíritu filantrópico que le llevaba a atender a los más necesitados de forma gratuita y, en muchas ocasiones, a pagar los gastos de cuidados y medicinas.
Desde su paso por las aulas universitarias destacó por su adhesión a las ideas democráticas, consiguiendo ganarse la confianza y amistad de José María Orense y, sobre todo, de Francisco Pi y Margall, al que siempre fue leal en las filas del republicanismo federal.
Como orador participó en numerosos mítines y actos por toda la provincia hasta el final de sus días, ganándose el reconocimiento público por sus virtudes humanas, su generosidad como médico y su defensa de los intereses de la provincia, como se puso de manifiesto a su muerte, acordando el pleno municipal poner su nombre a una de la plazas del centro urbano.