Manuel Domínguez, Desperdicios

De biografía mal conocida, Desperdicios se inició en el toreo desempeñando diversas labores en la cuadrilla de Leoncillo en 1834 y en la de Manuel Lucas Blanco en 1835.

[1]​ En 1836 tomó la alternativa, se ignora en qué circunstancias, desapareciendo luego en América del Sur durante dieciséis años en los que no es posible seguir su carrera taurina.

[1]​ De regreso a España contó con el aprecio especialmente del público andaluz, que reconoció su valor y sentido del honor.

Paul Casanova y Pierre Dupuy le acreditan singularmente la invención del pase de farol, que ejecutó por primera vez en Madrid el 13 de mayo de 1855.

[2]​ Su apodo parece deberse a Pedro Romero, que habiéndolo visto en la escuela de tauromaquia de Sevilla, siendo su director, habría exclamado: «ese muchacho no tiene desperdicio», pero otra versión cuenta que cuando el toro Barrabás lo corneó en El Puerto de Santa María el 1 de junio de 1857, cogiéndole el ojo derecho, él dijo, hablando de los restos de su ojo: «no son más que desperdicios».