Aunque su profesión no era la de militar, participó activamente en la Primera Guerra Carlista y otras acciones bélicas en Andalucía, del lado de los liberales.
Militó y mantuvo posiciones de liderazgo en el Partido Progresista.
Estuvo preso en Madrid y en 1846 se reintegró parcialmente a la vida política, si bien sus desavenencias con Isabel II le hicieron retirarse de la actividad de primera línea.
El 4 de enero de 1849 protagonizó un famoso enfrentamiento con el líder de la mayoría conservadora Juan Donoso Cortés, defendiendo Manuel Cortina que el gobierno debía actuar siempre conforme a la legalidad, frente a la suspensión de las garantías constitucionales llevada a cabo por el presidente Narváez para frenar en España la expansión del movimiento revolucionario de 1848.
En su trayectoria profesional destacó su mandato como Decano durante 31 años en el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, desde 1848 hasta su muerte, siendo una figura clave en la modernización de la abogacía y el desarrollo codificador del derecho español en el siglo XIX.