Manuel Barbadillo

Prolongada hasta 1957-58, la producción figurativa evoluciona, desde los iniciales estudios del natural, primero hacia el impresionismo, y, después, hacia un expresionismo con es-porádicas influencias constructivas que terminará siendo una especie de expresionismo estructurado en el que se subrayan los valores texturales y se asiste a una paulatina eliminación de la perspectiva.Hacia 1960, en correspondencia con el clima artístico de los Estados Unidos, su pintura, agotados los excesos subjetivistas del bienio anterior, entra en una nueva etapa caracterizada por una obra abstracta estructurada, cuyos ecos alcanzan hasta 1963.En la segunda etapa (1968-1979), Barbadillo opera con un sistema de cuatro módulos, constituidos por combinaciones de dos formas elementales comunes a los cuatro, esto es, las mismas formas básicas que habían servido para constituir el primer módulo.Durante ella, primeramente los módulos usados hasta entonces se descomponen en las dos formas simples que los constituían, las cuales operan de modo independiente (giran o invierten sus posturas o su color) sin integrarse en módulos.Autor de varios textos imprescindibles para acercarse a su obra —entre los que sobresale, por la armoniosa unión de rigor analítico y hermosura poética, el titulado Tambores y computadoras (1983)—, Barbadillo ha sido miembro hasta su desaparición de la Computer Arts Society, ha formado parte del Consejo Artístico de la Gesellschaft für Computer Grafik und Computer Kunst, de Múnich, ha expuesto individualmente en Sevilla, Tánger, Tetuán, Melilla, Málaga, Madrid, Barcelona, Bilbao, Buenos Aires, Caracas, Filadelfia, Berlín y Nueva York, así como en gran número de exposiciones colectivas en España, Estados Unidos, Canadá, Bélgica, Francia, Brasil, Croacia, Reino Unido, Austria, México y Japón.
Mural de Barbadillo del Museo Abierto de Fuengirola .
Vajilla de Bidasoa.