Después trabajó durante tres años en el cine-bar El Capuchino, ubicado en las calles Boedo y Carlos Calvo, y allí en 1913 estrenó su primer tango, El apache argentino, que no debe confundirse con otro posterior del mismo nombre de autoría de Celestino Reynoso Basavilbaso.
Aróztegui daba clases de música y tocaba en reuniones familiares y en salas cinematográficas de la época del cine mudo, ilustrando los filmes proyectados.
Aróztegui transcribió al pentagrama el famoso vals El aeroplano, de Pedro Datta, quien a su vez puso la dedicatoria “a mi buen amigo Manuel Aróztegui”.
Otras de sus obras fueron los tangos: Champagne tango, Don Daniel, En la rambla, La gigolette, El granuja, Hasta la hacienda baguala, El jai-leife, Más o menos, Paraná; los valses: El apache argentino (homónimo al tango) y Confidencia; las polcas Amalia y La regalona; el two step para piano: Bon soir; y la cifra criolla A mi china.
Aróztegui, algo alejado del quehacer musical, se dedicó más adelante a la decoración de juguetes que luego correteaba.