Manuel Abad y Queipo

Después de estudiar en Cataluña para sacerdote fue destinado a América.

Propuso diversas reformas en la administración para evitar la insurrección de los nativos, mostró ante Fernando VII (1814) su desacuerdo con la actuación del virrey Calleja,[1]​ lo que le valió ser acusado de traición por el Santo Oficio, pues propugnó ante la Regencia una legislación agraria que permitiese el reparto a los indios de tierras realengas y su acceso al cultivo de los latifundios.

En 1816 fue nombrado ministro de Gracia y Justicia por Fernando VII, aunque sólo ocupó su cargo durante tres días, ya que fue destituido.

Tras producirse el levantamiento y haber criticado la actuación española tuvo que afrontar varias acusaciones ante la Inquisición en España, a pesar de su postura contraria a la sublevación y de haber excomulgado al insurgente Miguel Hidalgo.

En 1820 fue designado obispo de Tortosa, aunque ocupó el cargo de manera informal durante el Trienio Liberal, ya que no recibió la confirmación papal.