El manteo era la prenda de abrigo por excelencia que se ponía sobre la loba.Consistía en una capa gruesa sin esclavina que se ataba al cuello mediante cordones que pendían de un cintillo; por lo general se adornaba en su parte inferior por una franja de paño.Algunas imágenes conservadas los representan con el manteo enrollado a su cuerpo cruzando una de sus puntas por encima del hombro, como se hace con otros tipos de mantos y capas largas.El manteo siguió usándose por el clero español como parte del traje talar de calle, en lugar del «ferraiolo» de origen romano.Puede llegar a estar confeccionada con tela de calidad y adornada con cintas de terciopelo, y colocarse sobre los refajos o zagalejos.