[4] También se encargaron muebles a Europa, aunque estos llegarían solamente después de la muerte del Mariscal.
[3] A la muerte de Sucre, la mansión sería heredada por su pequeña hija Teresa, tal como se había estipulado en el testamento que había redactado antes de su partida al congreso que intentaría salvar inútilmente la Gran Colombia (1830).
Sin embargo, la niña murió al caer del segundo piso de la casa en 1831, regresando la propiedad a manos de su madre, Mariana, quien se había vuelto a casar con el general Isidoro Barriga y López.
[4] La marquesa murió en 1861, siendo único heredero su hijo Luis Felipe Barriga y Carcelén de Guevara, quien estaba casado con Josefina Flores Jijón, hija del general Juan José Flores, primer presidente de Ecuador.
[2] El alto estilo de vida que llevaban Luis Felipe y Josefina ocasionaron vicisitudes económicas que debieron solventar con el fraccionamiento y venta de la mansión.
Finalmente, la esquina norte, que constituía la parte más importante de la mansión y donde se encuentra el actual museo, fue rematada en la escribanía del Dr. Cosme Salazar; siendo adquirida por Ramón Paz y Miño en 28.000 pesos.
Los trabajos estuvieron a cargo del arquitecto Andrés Peñaherrera Matheus, que coincidencialmente estaba emparentado con los antiguos Marqueses de Solanda, y quien reinterpretó las cartas enviadas por Sucre a su apoderado, recuperando las estancias históricas de la mansión.
Las antiguas cocheras fueron convertidas en el Salón Auditorio, decorado con pinturas del siglo XIX que representan a Sucre y a Bolívar, además de bancas y sillas de inicios del siglo XX.
[4] En la planta alta podemos encontrar la Sala de Visitas, lugar en el que la pareja recibía a sus amigos más allegados.