Sebastián Malvar y Pinto (Salcedo, Pontevedra, 1730 - Santiago de Compostela, 1795) fue un religioso español.
Como no podía hacerse cargo inmediatamente, le dio poder al Deán Andujar y al arcediano Miguel de Riglos para que en su nombre, gobernaran la diócesis hasta tanto se diera su llegada.
Malvar observó las necesidades de las iglesias locales y corroborando el penoso estado espiritual en que se hallaba su feligresía motivado en buena medida por las enormes distancias entre los poblados, ordenó erigir nuevas parroquias, entre ellas las de Pergamino, Baradero y San Pedro (antes parte del curato de Arrecifes).
En los seis años que permaneció en la diócesis el obispo Malvar tuvo varios enfrentamientos con el virrey Vértiz –un criollo con tendencias renovadoras- así como con el cabildo catedralicio, por cuestiones de preferencia y privilegios.
Para resolver el incidente Malvar donó la mercancía a la Corona, con lo que quedaba exenta de registro.
Sin embargo, al parecer, el rey se la devolvió para que la invirtiera en obras en Compostela.