[1] En general, se cree que la inteligencia puede ser atribuida tanto a factores genéticos como medioambientales, pero la extensión a la cual cada uno de ellos juega una función clave es altamente discutida.
Estudios han mostrado que la inteligencia está positivamente correlacionada con el volumen cerebral total.
[1] Si bien es verdad que el número de neuronas en el cerebro decrece a lo largo del desarrollo, las conexiones neuronales aumentan y las vías se hacen más eficientes, aumentando las estructuras de soporte y apoyo.
[2] Durante el periodo crítico, las vías neuronales se refinan basándose en qué sinapsis están activas y recibiendo transmisiones.
Este cambio en la conectividad neuronal permite que la información pueda ser procesada más fácilmente, dado que la conexión neuronal asociada con tal información se hace más fuerte en función de la PLP.
[3] Diversos tratamientos farmacológicos han sido desarrollados para ayudar a organizar los circuitos neurales de pacientes con trastornos del aprendizaje.
Estos sistemas ayudan a capitalizar en el periodo crítico y organizar la transmisión sináptica.
El estrés crónico temprano se define como un cuidado inconsistente o inadecuado y una desorganización en el entorno de crianza.
[8] Como se comentó previamente, el periodo crítico es un tiempo de poda neural y desarrollo intelectual alto.