Madge Gill

Debido a la negativa connotación social que los nacimientos ilegítimos tenían en la época victoriana, Madge pasó su infancia aislada del mundo, criada por su madre y Carrie, su tía, bajo la estricta mirada de su abuelo.

Madge pasó la adolescencia en Ontario trabajando en granjas como empleada doméstica y niñera.

La vida de estos jóvenes inmigrantes era dura y a menudo sufrían maltratos.

El joven Bob resultó herido en un accidente de moto y quedó postrado durante dos años: su madre pasaba noches enteras sentada junto a su cama, por lo general dibujando o escribiendo.

Tras su muerte Madge continuó viviendo con sus dos hijos, los tres unidos por un profundo afecto mutuo.

Su cuñado Bert Gill, un ardiente seguidor de la astrología, vivió con ellos en la misma casa hasta su muerte en 1948.

Organizaba sesiones de espiritismo en su casa, realizaba horóscopos y ofrecía profecías espontáneas.

Estás prácticas remitieron después de algunos años, En 1950 murió su hijo Bob, ella había profetizado una vez que le sobreviviría.

Simultáneamente continúo con la labor de realizar cojines, colchas y vestidos profusamente decorados.

En sus improvisaciones frenéticas, casi alucinantes, llena toda la superficie con patrones de damero que sugieren vertiginosos espacios semiarquitectónicos.

En una ocasión le confesó a Louise Morgan, un amigo periodista, que cada rostro dibujado tenía un significado, pero no dijo nada más sobre el tema.

Una carta revela que la producción artística se había convertido en una carga: "Querido Louise, me gustaría ser normal".

Laurie Gill hizo una donación formal del resto de su herencia a las autoridades locales.

En 1968 recibió el reconocimiento que no había tenido en vida con una retrospectiva en la Galería Grosvenor en el West End.