Hay dos posibles rutas de migración desde África hacia el Medio Oriente: una desde Egipto pasando por el Sinaí hasta el Levante y la otra desde Etiopía cruzando el mar Rojo hasta el Sur de Arabia.
[4] Esta travesía implicó atravesar el estrecho pero no en sus 20 km actuales, sino en una distancia mucho más reducida por el descenso del nivel del mar durante la Edad de hielo, fácilmente realizable con pequeñas balsas.
[5] Al revelarse la diversidad de los macrohaplogrupos fuera de África y constatar que hay dos ramas principales (M y N), algunos autores propusieron dos rutas migratorias: al sur la migración costera hace unos 64.000 años en dirección a Oriente, relacionada con el origen y dispersión de M; y al norte por el Mediterráneo hace unos 45.000 años para el haplogrupo N, dada su mayor expansión en Eurasia Occidental a través de R, su clado más importante.
[13] En cambio N tiene una distribución más dispersa que no permite una fácil conclusión sobre su origen, sin embargo se considera que N formaría parte del mismo proceso de colonización fuera de África conjuntamente con M y su principal clado R, lo que implica una temprana diferenciación genética en el Subcontinente Indio.
La fuerte aridez recurrente de la región hizo que sobrevivieran solo aquellos descendientes que alcanzaron el bosque húmedo del Sur de Asia, a un clima tropical del cual estaban adaptados los primeros humanos modernos.