Estas tribus acostumbraban recolectar huevos de codorniz mismos que adicionaron a la carne de venado seca ya machacada con piedras previamente.
La historia cuenta que los mineros, cansados de comer la carne seca sola encargaron a una cocinera variar la rutina, por lo que ella decidió combinar la carne seca con chiles, cebolla, tomates y huevos, dando origen a la receta como se conoce hasta ahora.
Comenzó a guisarla con manteca de puerco, chile, tomate, cebolla y huevos, dando como resultado el platillo que se conoce ahora.
[1][7] La receta tradicional se basa en aquella preparada por Tía Lencha en Ciénega de Flores, Nuevo León.
El maridaje es con café, jugo de frutas, o aguas frescas.