Macabro

Es poco común encontrar elementos macabros en los antiguos autores griegos o latinos; hay rastros de los mismos en Apuleyo y en El Satiricón.

En la literatura inglesa son considerados autores más o menos macabros John Webster, Robert Louis Stevenson, Mervyn Peake, Charles Dickens y Cyril Tourneur.

En Dresde hay una serie de esculturas a tamaño natural en el antiguo Neustädter Kirchhof, llevado allí desde el palacio del Duque Jorge en 1701 tras un incendio.

En el siglo XX, la película El séptimo sello (1957) de Ingmar Bergman incluía una Muerte personificada, lo que podría considerarse macabro.

Los siete hermanos torturados, con su madre y Eleazar,[4]​ eran personajes prominentes en esta hipótesis de los supuestos diálogos dramáticos.

Se han sugerido otras relaciones, por ejemplo con San Macario, el ermitaño, quien según Vasari podría identificarse con la figura señalando a los cadáveres corruptos en el Triunfo de la Muerte pisano.

Una calavera con la corona imperial del Sacro Imperio Romano , en el sarcófago del emperador Carlos VI en la cripta de la iglesia de los Capuchinos en Viena, Austria.
La Danza de la Muerte de Holbein.