Luis de Céspedes y Oviedo
Fue el primer gobernante de la provincia de Yucatán en ejercer el mando político y administrativo con tal título en virtud de que el rey había elevado a la provincia a la categoría de gubernatura en 1564.[3] Luis de Céspedes se caracterizó por su temperamento jovial y ligero, proclive a las fiestas, lo que le ocasionó la animadversión del clero peninsular y muy particularmente del obispo Francisco del Toral, quien se encargó de elevar numerosas quejas en contra del gobernante a lo largo de su gestión.[1] El obispo Del Toral hace un retrato poco agradable de don Luis de Céspedes: Durante el gobierno de Céspedes y Oviedo se abrieron diversos caminos en la península, siguiendo la obra emprendida por su antecesor, Diego de Quijada, obras que eran altamente requeridas para impulsar el desarrollo regional.[1] Las quejas recibidas por la corona de la conducta del gobernador dieron como resultado su sustitución en marzo de 1571, fecha en la que se presentó a Mérida (Yucatán), Diego de Santillán y Pineda, para sucederlo en el mando político de la provincia.Según el historiador Lizana, citado por Juan Francisco Molina Solís en su Historia de Yucatán durante la dominación española, murió De Céspedes y Oviedo al naufragar su navío retornando a España en 1572.