Allí comienza su formación de autodidacta Gracias a los libros, y a la buena voluntad de la familia Jácome Niz logró entablar amistad con los intelectuales, periodistas y poetas: Euquerio Amaya (Adolfo Milanés); Santiago Rizo Rodríguez (Edmundo Velásquez).
Hacia el año 1930 una grave enfermedad de su padre lo hizo regresar a su tierra, ya consagrado como un gran escritor nacional.
En el año 1930, el gobernador lo nombró Secretario de Hacienda del departamento Norte de Santander, allí quiso realizar una labor ejemplar a favor del erario, y la hubiera realizado, pero encontró, para su decepción, que había presiones políticas y otras de las múltiples falencias que hoy subsisten en la democracia representativa colombiana, en detrimento de los bienes nacionales, y decidió renunciar voluntariamente.
De esas vivencias surge la novela UNA DERROTA SIN BATALLA, publicada inicialmente en Bucaramanga en el año 1935.
En ese lugar duro alejado del “mundanal ruido” de la vana gloria de los hombres y los reconocimientos; en especial se cuidó de las ofertas que le hacían para que se reeligiera en la Asamblea o que tomara las riendas del partido liberal ejerciendo su meritorio liderazgo nacional.