En 1939, tras la victoria de las tropas rebeldes del general Francisco Franco, las nuevas autoridades le confirmaron en el cargo.
Su gestión estuvo marcada por su carácter duro y su vocabulario efectista, hasta el punto que Mazo Mendo marcó toda una época en Gerona, coincidiendo con los primeros años del franquismo, la lenta reconstrucción y el aislamiento internacional.
Ejerció con un estilo autoritario y llegó a enfrentarse con otras autoridades franquistas.
Asimismo, fomentó un fuerte culto a su persona y forzó que diversas poblaciones le nombraran "hijo adoptivo" de sus respectivas villas y ciudades; entre ellas se encuentra Gerona donde su alcalde Antonio Franquet le nombró hijo adoptivo de la ciudad en 1954.
en el interior de la frontera con Francia) y era necesario comprar un salvoconducto para circular.