Muy joven aún trabó amistad en Madrid con Gaspar Núñez de Arce y Carlos Rubio, dos jóvenes poetas de aproximadamente su misma edad,[1] pero al arruinarse la familia y morir sus padres tuvo que abandonar los estudios y la poesía y marchar a Londres con una carta de recomendación para trabajar en una casa de banca española.
[6] Se le atribuye la redacción de la carta dirigida por Isabel II a los obispos españoles para que, ante la convocatoria de elecciones a Cortes constituyentes, ejerciesen su influencia sobre los votantes a fin de asegurar el triunfo de los principios católicos y monárquicos, carta que el nuncio Alessandro Franchi se negó a tramitar.
[7][8] En 1873 publicó, oculto bajo el seudónimo Larmig, el libro Mujeres del Evangelio.
Cantos religiosos,[9] colección de poesías –algunas de ellas previamente editadas en La Ilustración Española y Americana– en las que describe vívidamente y con grácil forma y genuina inspiración siete figuras femeninas relacionadas con Jesús de Nazaret: María, María Magdalena, la Samaritana, la mujer adúltera, la hija de Jairo, Marta y Berenice.
[1] Este fue publicado póstumo, también con ilustraciones de José Pedraza Ostos en La Ilustración Española y Americana con el título Querellas del vate ciego, del que «Milton y su hija Débora» es el primer canto.