Luis Landínez

Tras la guerra vivió mucho tiempo en Barcelona trabajando como vendedor de libros a domicilio.

Mantuvo correspondencia con Max Aub, que le consideraba uno de los integrantes del denominado exilio interior.

Su fallecimiento se produjo en el propio tren que le traía de Asturias.

Se cree que su muerte puede tener alguna relación con su militancia clandestina en el Partido Comunista de España.

[2]​Sus viajes a China y Rusia pudieron haber sido aspectos que le identificaron con el Partico Comunista, aunque podría decirse que esta opción queda descartada, dado por su afición a viajar Su obra fue estudiada y revalorada posteriormente por Francisco Ynduráin, José Corrales Egea, Santos Sanz Villanueva o Ricardo Senabre.