Pero la hostilidad del gobernador Manuel Taboada lo obligó a radicarse por unos años en la provincia de Tucumán.
[4] Pero la situación política no mejoró durante su mandato: mientras Pinto respaldaba la fracción política de Miguel Juárez Celman, que iba controlando las provincias del interior, el Banco Nacional se negaba a respaldar económicamente al gobierno, debido a que sus directores más importantes eran Mariano Santillán y Francisco Olivera, líderes de la fracción opositora, de lo cual el gobernador se quejaba en amargas cartas al Presidente.
[1] La nueva Legislatura debió observar asombrada la reunión de la antigua legislatura de la época de Gallo, de solamente cuatro miembros, que anunciaba no haber sido disuelta por la intervención federal;[3] cuando la Legislatura legal eligió senador nacional al exgobernador Pedro José Lami, la antigua eligió a Pedro Vieyra, y ambos diplomas fueron enviados al Congreso Nacional, que rechazó ambos.
[2] La intervención federal permitió la unión de los grupos enfrentados, y a largo plazo prevalecería la influencia de Absalón Rojas, que dominaría la política provincial durante una década.
Por su parte, Pinto no logró insertarse en la nueva estructura política y se mantuvo alejado de todo cargo público.