Lugarteniente general del Reino (en francés: Lieutenant Général du Royaume) fue un título o cargo que existió en Francia durante el Antiguo Régimen y durante la Restauración borbónica, y en España (bajo la forma lugarteniente del Reino durante el reinado de Carlos II[1] –añadiéndose el "general" ya durante la ocupación francesa—) y que era entregado por el rey a un personaje importante en situaciones de crisis, para que ejerciera en su nombre el poder real.
El lugarteniente general del Reino (locum tenens) fue un cargo temporal incorporado a la Corona de Aragón en 1365 por la que el monarca delegaba en él sus poderes y atribuciones reales (gobierno y justicia) en determinados territorios, durante su ausencia.
Era una especie de alter ego y en los primeros tiempos sobre todo solía recaer en el primogénito u otras personas de la familia real.
Esta figura existió para Cataluña, Aragón y Valencia.
[2] Ya a partir de los Reyes Católicos, y en la Monarquía Hispánica, el título que adquirirá más auge será el de virrey, aunque se seguirá conservando en determinados casos, como: