Lucio Antonio

Prefirió a los primeros, lo que produjo una fuerte agitación en las ciudades.

Lucio, con un ejército de cien mil soldados entró en Roma, donde se mantuvo por un tiempo, prometiendo al pueblo que el triunvirato sería abolido.

Al aproximarse el ejército de Octaviano, se retiró a Etruria, refugiándose en Perusa, donde fue sitiado y obligado a rendirse en 40 a. C., sin que su aliado Cayo Asinio Polión, gobernador de Galia Cisalpina y los legados de Marco Antonio, Quinto Fufio Caleno, Lucio Munacio Planco y Publio Ventidio Baso pudieran ayudarle.

En realidad sus soldados no querían enfrentarse con el hijo adoptivo del mejor general que había dado Roma en su historia, Julio César.

Después de estos hechos no vuelve a ser mencionado.