Luciano Bianciardi

Comienza entonces su larga trayectoria como traductor y la redacción de La vida agria, su obra más reconocida.

Desde muy joven, la madre le exige excelencia en sus estudios («fui su alumno antes que su hijo durante treinta y dos años, ahí es nada.

«Recuerdo a Umberto Comi y a Nino Maccarone: solíamos tener largas conversaciones, sobre todo con el segundo, pero no nos entendíamos, ni siquiera cuando “descubrí” la existencia del problema de la justicia, además del de la libertad.

Muchos alumnos de la Scuola Normale di Pisa eran liberalsocialistas por aquel entonces —el término ya se escuchaba, aunque nadie sabía quién lo había acuñado—.

Hoy en día casi todos se han pasado al Partido Comunista —recuerdo especialmente a Nicola Vaccaro y Giorgio Piovano—, aunque creo que para ellos el origen liberalsocialista sigue teniendo un significado, como lo tiene para mí.

Muy ingenuamente, decidí aceptar la vida militar como una prueba de disciplina y equilibrio.

En noviembre de ese mismo año retoma los estudios universitarios en la Scuola Normale di Pisa, donde entra gracias a unas vacantes para antiguos militares.

En abril de ese mismo año se casa con Adria Belardi y en octubre del 49 nace el primer hijo, Ettore.

Tampoco podía seguir renunciando a confiar en mi mundo y en mis semejantes, encerrado en un bonito jardín humanístico y ocioso, incrédulo, satisfecho con el aforismo que dice que en el mundo no existe nada real.

Junto a Carlo Cassola, que en aquellos años vivía en Grosseto, participa en la creación del «Movimiento de Unidad Popular».

Cuando le piden participar en la creación de una nueva editorial, la Feltrinelli, Bianciardi acepta inmediatamente y se marcha a Milán.

Traduce con entusiasmo los Trópicos de Miller y escribe la que será su obra maestra: La vita agra (La vida agria).

Se titula La vida agria, y es la historia de un solemne cabreo escrita en primera persona del singular»).

El productor cinematográfico De Laurentiis compra los derechos y Carlo Lizzani, en 1964, hará una película, protagonizada por Ugo Tognazzi.

Bianciardi viaja por toda Italia para presentar su libro, saborea la euforia del éxito y es arrastrado por ella, aunque sólo hasta un cierto punto.

Me empieza a dar vergüenza, y por eso esta mañana he retomado el típico trabajo de todos los días, para reconquistar mi autoestima».

En cualquier caso, su autoironía se mantiene intacta: «Va a parar que me acabarán dando un sueldo por hacer de italiano cabreado.

Después de rechazar por convicciones morales una colaboración fija en el Corriere della Sera a cambio de una suma ingente en comparación con lo que cobra como traductor, Bianciardi acepta empezar a escribir para Il Giorno, colaboración que durará hasta 1966.

Rechaza seguir con el filón que le había hecho famoso, con la temática del «cabreo».

La colaboración con Le Ore prosigue luego en ABC, con una rúbrica semanal de crítica televisiva, llamada TeleBianciardi.

Los cuentos completos, en orden cronológico, fueron publicados por primera vez en 2005 en el ya citado volumen L’Antimeridiano.

La vita agra es la novela más famosa de Luciano Bianciardi y ha sido traducido a muchos idiomas.