Por un lado, los lubolos son un pueblo bantú situado en el actual territorio de Angola.
Durante esta época, la palabra lubolo[2] aparece en los documentos coloniales como un "nombre de nación", es decir, una categoría étnica que los esclavistas usaban para identificar a los africanos.
Al igual que los congos, los benguelas, los minas y otras naciones africanas, los lubolos tuvieron sus propias "salas de nación" en Montevideo,[7] Buenos Aires[8] y Río de Janeiro.
Aún así debían solicitar permisos, tanto para establecer la organización como para las actividades que realizaban.
En ese contexto, nacieron las primeras comparsas de carnaval: "La Raza Africana" (1867) y los "Pobres Negros Orientales" (1869).
Estos conjuntos realizaban presentaciones de música y danza en los escenarios montevideanos, cantando letras con contenidos políticos que criticaban la injusticia racial.
De acuerdo con el historiador George Reid Andrews: "AI mezclar los tambores y ritmos del candombe con las cuerdas, melodías e instrumentos de origen europeo, las comparsas crearon una nueva forma musical y un nuevo baile que inicialmente se llamó "tango".
Se trata de un cambio profundo en el que las clases dominantes buscaron disciplinar a las clases subalternas, creando un nuevo orden social acorde a las necesidades del naciente sistema de producción capitalista.
Hasta 1905, diferentes grupos carnavalescos (mascaritas, coros, bandas, cuadros gauchescos, comparsas negras y lubolas) competían por un mismo premio en carnaval.
Todos los grupos muestran una composición étnica variada, con presencia de personas afrodescendientes, europeas, indígenas, mestizas y blancas.
Hasta entonces, el término "llamadas" designaba a una práctica espontánea en la que pequeños grupos de percusión y danza recorrían las calles de los barrios Sur, Ansina y Cordón.
Al mismo tiempo, surgen nuevos personajes en los cuerpos de baile: entre ellos cabe destacar a la vedette y al partenaire, interpretados de forma original por Martha Gularte y Carlos "Pirulo" Albín.
En las próximas décadas, la cultura del candombe se difundiría, paulatinamente, por todo el territorio uruguayo.
[19] Alrededor de los años 2000, el candombe se vuelve un fenómeno masivo a nivel nacional y alcanza difusión internacional.