Los amados muertos

Aparentemente su suerte es la de estar condenado al encierro por su afición por la muerte, según él mismo dice.

En todas estas etapas se observa una persona fría, sin intereses comunes al resto de los demás, pues en su niñez no le interesaba jugar con los otros niños, ni hacer amigos en este y posteriores cursos de su vida.

Más adelante se ve obligado a irse cuando el jefe de la compañía lo descubre durmiendo con un cadáver completamente desnudo.

Empero, en su fuga estrangula a una familia, lo que da la prueba definitiva: sus huellas dactilares en el cuello de sus más recientes víctimas.

No obstante, esto pudo haber sido por tratar un tabú casi prohibido en la sociedad norteamericana de aquella época, lo que llevó a parte de la población, la gran mayoría padres, a no considerarla apta para sus hijos.