[1] En esta versión Zafra es un caballero granadino cuyo hijo se enamoró de una gitana.
El padre, César de Zafra,[2] descontento con esta relación desvió la acequia de san Juan, que pasaba por sus tierras y dejó sin agua a los habitantes de la parte inferior del río Darro.
Una gitana hizo caso omiso de esta prohibición y fue castigada a recibir tantos azotes como pedazos quedaron tras tirar el cántaro al suelo, que resultaron ser siete.
La gitana le maldijo diciéndole que así como ella había recibido siete golpes, así él moriría en siete días y que tanta agua tendría que podría navegar sobre ella.
En efecto, el conde murió a la semana siguiente y se desató una tormenta tan fuerte que se llevó al cadáver con su ataúd.