Fundado por los fenicios, quizá en el siglo VII a. C., quedó más tarde en manos de los cartagineses, con los que consolidó su importancia como puesto comercial para la navegación en el Atlántico.
La decadencia del poder romano en la zona, ya que en el año 285 todas las posesiones romanas al sur del río Lucus fueron abandonadas por el emperador Diocleciano, causó el ocaso de Lixus, convertida en ciudad fronteriza.
A su vez destacó un "paralelismo cultural" entre las dos orillas del estrecho de Gibraltar y su vinculación con Oriente.
Más adelante en 1923 se emprendieron extensas explotaciones a manos del arqueólogo español César Luis de Montalban y Mazas, quien descubrió ciertas tumbas.
Un trabajo que se encuentra dividido en tres partes según los datos: En primer lugar los hallazgos en mauritania, tanto en los niveles de las estructuras, como la estratigrafía fechada entre el 200/175 a. C. con un mobiliario cerámico considerable.