El médico comienza con un examen físico para descartar cualquier otra enfermedad seria, como la apendicitis aguda.
Se realiza un análisis de orina para determinar si hay infección o hematuria.
El tratamiento varía de acuerdo con la localización, el tamaño y la composición química del cálculo.
La mayoría de los cálculos pequeños se expulsan finalmente del cuerpo por sí solos.
Por este motivo, al paciente con cálculos pequeños se le recetan medicamentos para el dolor y se lo instruye para que tome todo el líquido que pueda para ayudar a expulsar el cálculo.