Al norte, en la zona de las lenguas de oïl, la poesía vernácula estaba en pleno florecimiento; pero entre los distritos en los que se desarrollaba, la Champaña, Isla de Francia, Picardía y Normandía y la región en la que nació la literatura en provenzal, existía una zona intermedia formada por la Borgoña, el Bourbonnais, Berry, Touraine y Anjou que durante la Edad Media no parece haber tenido literatura vernácula.
En su nacimiento, la literatura provenzal está aislada y en su desarrollo siguió siendo completamente original durante largo tiempo.
Incluso durante las épocas más oscuras, cuando la vida intelectual estaba en su nivel más bajo, se hacían en latín los sermones, las vidas más o menos apócrifas de los santos, las historias de milagros para atraer peregrinos a determinados templos, los anales monásticos, documentos legales y contratos de todo tipo.
Como consecuencia, las lengua romances en general (y esto es especialmente cierto para el provenzal, ya que su literatura no se extiende más allá del período medieval) representan solo una parte incompleta del desarrollo intelectual de cada país.
Estaban, en resumen, creadas para la mayoría iletrada de la población y en gran parte por hombres prácticamente sin conocimientos literarios.
El texto más antiguo que ha sobrevivido es un estribillo (francés refrain) añadido a un poema en latín del siglo X.
Se considera que el primer poema occitano es un fragmento del siglo XI de 275 versos decasílabos conservado en un manuscrito de Orleans, impreso por François Juste Marie Raynouard en 1817 por primera vez.
Su obra consiste en once poemas de estrofas diversas que estaban pensados para ser cantados.
Varias son canciones de amor; una trata la bonne fortune en forma muy vulgar.