Cuenta con 180 páginas, de las cuales una décima parte no ha sido usada.Según la historiadora chuquisaqueña Beatriz Rossells, en el libro se reflejan “las costumbres alimenticias del período y probablemente de dos siglos de vida de la aristocracia española en Potosí, pues los procedimientos no se improvisan, sino que se continúan por generaciones”.En un apartado titulado “Modo de servir los platos en la mesa”, la autora explica que el banquete debía estar compuesto de, al menos, “cuatro platos precisos”, “ya que faltando cualquiera de ellos, es un gran defecto”.[2] El segundo plato podía ser un asado o una sopa dorada de bizcochuelos en almíbar.A estos, les seguía la olla, una preparación a base de carnes (res, jamón, tocino, capón o gallina) con garbanzo, repollo, yuca, nabo, membrillo, pera, zapallo, papa y oca con arroz, el todo abundantemente sazonado con especias, mostaza y ají. Finalmente, el servicio se cerraba con un postre, donde se hacía gala de las mejores tortas.