La narrativa se inserta en un marco más amplio que refleja las interacciones culturales y sociales durante la colonia en Chile, así como la rica tradición oral que preserva estas historias a través de generaciones.
[1][3] El tiempo pasaba tranquilo para esta joven, hasta que un día asomó en el poblado un extraño minero, buen mozo y gallardo, quien iba en busca de un tesoro perdido del cual había escuchado en dicha región.
Y así, sin pensarlo dos veces, el joven minero decidió partir en su búsqueda.
[1] La joven vivió sin consuelo hasta que, finalmente, murió de una infinita pena amor.
Ambos, aun con todas las barreras sociales y culturales entre estos dos mundos tan distintos, decidieron amarse.
A pesar de todo, la joven por más que luchó por cumplir con la tarea que se había propuesto no soportó el calvario de su viaje y murió en medio del desierto, en algún lugar olvidado entre Copiapó y Vallenar perdiéndose su rastro.