En total entre 1933 y 1939 fueron esterilizadas en Alemania más de 360.000 personas ―400.000 hasta 1945―, la mayor parte de ellas pertenecientes a las clases más bajas pues en la mayoría de ocasiones, según Richard J. Evans, «las razones dadas para la esterilización se referían con más frecuencia a la desviación social que a una enfermedad hereditaria demostrable».
Meses más tarde se completó con otra norma que extendió la prohibición a las ayudas para los hijos.
La Iglesia católica en Alemania también desempeñó un importante papel en el rechazo de estas propuestas.
Así, en 1932 la Asociación Médica Alemana pidió que se aprobara un ley de esterilización voluntaria.
Alfred Ploetz, el líder del movimiento eugenésico alemán durante los cuarenta años anteriores, le escribió una carta a Hitler ofreciéndole todo su apoyo, a pesar de que tenía más de setenta años.
[9] Cuando Hitler llegó al poder ya hacía algunos años que había adoptado los postulados de los eugenistas radicales.
Hitler le dijo: «Todas las medidas que se tomasen en defensa de la nación [Volkstum] estaban justificadas».
[12] La ley prescribía la esterilización forzosa de las personas que padecieran enfermedades mentales, afecciones psíquicas y neurológicas (debilidad mental congénita, esquizofrenia, psicosis maníaco depresiva, epilepsia hereditaria, corea de Huntington), discapacidades físicas (ceguera, sordera hereditaria) o tuvieran deformidades físicas graves o fueran alcohólicas crónicas.
En 1934 unas 4000 personas presentaron un recurso ante los tribunales de apelación establecidos por la ley ―formados por un abogado y dos médicos―, pero casi todos fueron desestimados.
[15] Este es el informe que escribió un médico sobre un candidato a ser esterilizado sobre la base de su supuesta «debilidad moral»:[16]
Pero la razón principal de que los discapacitados físicos no fueran esterilizados fue económica ya que no suponían una «carga» para la «comunidad nacional» porque podían desempeñar determinados trabajos, especialmente si sus tratamientos habían tenido cierto éxito.
Sin embargo, los nazis no consideraron a los disminuidos físicos como miembros plenos de la «comunidad nacional», por lo que fueron discriminados en la escuela y en marzo de 1935 se les prohibió el acceso a la enseñanza secundaria, junto con los estudiantes que habían fracasado «persistentemente en su formación física».