Este decreto,[1] además de otras razones políticas, económicas y militares, fue una de las razones que propiciaron la segunda intervención francesa en México.
[2] Ya sea para solventar los distintos egresos del gobierno (hay que recordar que Iturbide y sus sucesores no implementaron una base tributaria amplia) o para pagar las deudas anteriormente suscritas, la deuda externa fue el principal medio del gobierno para obtener recursos.
Dada la alta volatilidad del gobierno mexicano, Juárez fue el 26° presidente de una nación que tenía menos de 37 años de independencia cuando tomó posesión,[3] los intereses que cobraban las instituciones bancarias eran correspondientemente altos.
En particular la minería, que había sido el bastión económico durante la época de la colonia, vio reducida su producción considerablemente.
Así mismo el comercio quedó afectado después de la independencia mexicana, al no haber intercambio mediante los navíos españoles.