Por otro lado, con base a los estudios del historiador Iván Molina Jiménez, en la primera mitad del siglo XIX los habitantes de lo que hoy es la República de Costa Rica no se identificaban como costarricenses, sino como heredianos, alajuelenses, nicoyanos, etc.
El plan era establecer la Ley de la Ambulancia para que la capital se pasara a Alajuela, luego Heredia, y cuando llegara a Cartago se quitaría la Ley de la Ambulancia.
[1] La Asamblea Legislativa, marcada en esa época por el Localismo, aprobó esta Ley en marzo de 1834.
En el libro "Los años de la Ambulancia", el historiador Jorge Sáenz Carbonell explica que casi nunca había Cuórum, pues "...a los diputados les daba pereza ir en mula hasta Alajuela".
Don Braulio Carrillo intentó devolver la capital a San José, así que derogó la Ley de la Ambulancia en agosto de 1835, y estableció la capital en un pueblo llamado San Juan del Murciélago (actual Tibás), entre San José y Heredia.
Esto provocó una insurrección en Cartago y Alajuela, a la cual se sumó después Heredia.