Lex Claudia

Su propósito era impedir que ningún senador, así como ninguno de sus hijos, pudiera poseer un barco con capacidad superior a las trescientas ánforas (equivalente a un tonelaje de siete toneladas,[1]​[2]​ mientras que la capacidad media de los barcos mercantes de época romana solía ser entre tres mil y cinco mil ánforas, o sea, de ciento treinta a trescientas toneladas[3]​).

Aunque los senadores ya tenían prohibido legalmente participar en el comercio, habían encontrado formas de eludir esa prohibición;[4]​ de modo que la nueva ley se aseguraba de que no pudieran beneficiarse indirectamente de participar en la más lucrativa de las actividades mercantiles: el comercio a larga distancia por vía marítima, especialmente en un momento (en vísperas de la segunda guerra púnica) en que estaba en plena expansión, y lo estaría aún más por consecuencia de las guerras y la expansión territorial de la República por el Mediterráneo.

La ley podía considerarse como un intento de asegurar que los senadores tomaran sus decisiones en torno a la guerra y la paz mirando solo el bien de la República y no sus propios intereses financieros.

La Lex Claudia representa uno de los mayores intentos de establecer una separación entre clase gobernante y clase comerciante en la República romana;[5]​ forzó a la clase senatorial a concentrar la propiedad agraria a gran escala, dejando a la clase ecuestre los negocios navieros y el comercio a larga distancia.

Para la época de Cicerón, la ley parece que había quedado obsoleta.

Esquema aproximado de un navío mercante romano de transporte