Ovidio ubica el triángulo amoroso entre Leucótoe, Clitia y el Sol (Helios), a propósito del episodio de la infidelidad de Venus (Afrodita) con Marte (Ares); siendo esta denunciada por el Sol a Vulcano (Hefesto).
Aprovechando la noche, y dejando a sus caballos pastar, el Sol decide tomar la apariencia de Eurínome, y llegando hasta el tálamo, bajo la luz de una lámpara, despidió a la sirvientas.
El rey, encolerizado por el supuesto adulterio, sentenció a Leucótoe, quien gritaba que había sido violada por el Sol.
La enterró viva en un hoyo profundo y añadió encima una gran cantidad de arena.
El Sol, al ver a su amante sepultada, intentó salvarla desenterrando su cuerpo, ahora exangüe, usando su calor.