Según el Sr. Saïd Saggar, esta importancia y esta antigüedad del arte de la caligrafía deben estar ligadas sobre todo a la importancia de la materia básica del calígrafo, la letra, en la cultura árabe.
Así, varias suras del Corán son introducidas por ciertas letras en forma aislada (muqattaʿat) en torno a las cuales son numerosas las interpretaciones (exégesis o en árabe, tafsir); De manera similar, un hadiz dicho por al-Bujari y Múslim atribuye a Mahoma las palabras «este Corán ha sido revelado en siete letras».
En una religión donde Dios ha hablado, donde la revelación divina ha sido transmitida por el Arcángel Gabriel en árabe, copiar el Corán es un acto de piedad.
Hasta ese momento, la cultura árabe se transmitía sobre todo oralmente, y aunque los árabes tenían un alfabeto propio, no usaban la escritura más que para anotaciones de carácter mnemotécnico, contabilidad comercial, epitafios y otros usos de poca importancia.
En el alfabeto árabe de la época no existían los puntos que hoy distinguen unas letras de otras: así, por ejemplo, las letras "ب", "ت", "ث" (th, t, b) se escribían igual, pues solo se escribía el trazo básico común a todas ellas.
La escritura árabe queda definitivamente fijada en torno al año 786 con las aportaciones de Jalil ibn Ahmad al-Farahidi.
En los primeros tiempos del Islam, los estilos caligráficos eran básicamente dos, relacionados con el soporte de la escritura.
Da lugar también a la cursiva empleada tradicionalmente en el Magreb y al-Ándalus, así como en las zonas de África que están bajo su influencia.
Tu Señor es el Dadivoso, que ha enseñado el uso del cálamo, La caligrafía empieza a desarrollarse más allá de su uso funcional con el calígrafo Abu Ali Muhammad Ibn Muqla (m. en 940), que fue visir de tres califas abbasíes.
En el Magreb y Al-Ándalus se utilizaba sin embargo con más frecuencia un cálamo terminado en punta, como las tradicionales plumas europeas, y por esta razón la llamada escritura andalusí o magrebí no posee alternancia en el trazo.
Se adaptó para ser impresa y, en la actualidad, es el estilo más usado con mucha diferencia.
El ruq`a es el estilo más utilizado en la escritura manuscrita hoy en día, sobre todo en los países del Máshreq (oriente árabe).
El kūfī o cúfico es llamado así por la ciudad de Kufa, donde se desarrolló a partir del siglo VIII.
Es el estilo más antiguo: anteriormente se llamaba hiri, por la ciudad de al-Ḥīra capital del reino Lájmida, y está en sus orígenes influido por el alfabeto siriaco.
Para no romper su aire macizo, con frecuencia los puntos de las letras se reducen a pequeñas rayas casi imperceptibles.
El thuluth original dio paso enseguida a una variedad llamada thuluth deformado, en el que las letras se alargan o acortan a voluntad para adaptar la escritura al espacio en el que se inscribe (generalmente un rectángulo).
Estas composiciones no pretenden comunicar un texto sino mostrar la pericia del calígrafo: en general son muy difíciles de leer y por esta razón suelen reproducir mensajes que el espectador ya conoce.
En cuanto a las composiciones realizadas con letra cursiva, son clásicas las que reproducen animales o frutos.
Un subgénero también clásico son los dibujos «en espejo», composiciones dobles en las que el motivo original se reproduce a continuación en forma de reflejo especular, mostrando a través de dicho simbolismo la doble expresión del ser humano, su parte visible material –el cuerpo con sus diferentes manifestaciones– y la interna, representada por el mundo psicológico.
Las tugras tienen una forma característica común, y aparte de algunos pequeños detalles únicamente varía el nombre del sultán que aparece en ella.