[2] El primero que escribió en un tratado esta variedad, aún sin acabar de evolucionar, fue Giovanni Francesco Cresci, que versionaba las bellísimas cancillerescas de Arrighi, Tagliente y Palatino.
Baste decir que la letra cancellaresca que se usaba ya en Italia mucho tiempo antes de la invención de la imprenta, no adquirió generalmente su rotundidad e inclinación hasta fines del siglo XV,2 en que habiendo conocido sus ventajas se adoptó, digámoslo así, en toda Europa para la prensa y la pluma.
La prueba de esa verdad se advierte en las impresiones anteriores al siglo XVI, cuyos caracteres no son más que monacales o góticos o alemanes, como impropiamente llama el Padre Terreros, y no cancellarescos o itálicos, que son sumamente diversos.
Tanto el haber dado mayor curvatura a la letra angulosa llamada cancellaresca, cuanto el haber mudado este nombre en el de bastarda, con el que se conoce en la Europa hasta el día, se debe entre los italianos a Fr.
Nota: en las citas hemos respetado la grafía original, actualizando las tildes a la ortografía usual, desplegando las abreviaturas («con» por «cō»), y reemplazando las «s largas» por la «s» corriente («presteza» por «preſteza»).