Leonardo de Puerto Mauricio

Fue el padre quien dio a Leonardo las bases religiosas que inspiraron su vida.

A los 19 años siente la vocación y se le admite como novicio en el Orden Franciscano.

Leonardo acepta y maravilla con su palabra a una multitud congregada en la gran iglesia (hoy destruida).

Entonces Córcega vivía tiempos difíciles por las insurrecciones separatistas contra la República de Génova.

Leonardo permanece allí hasta noviembre de 1744, tras haber trabajado en su pacificación con sus sermones.

Ese mes embarca en la galera capitana de la república genovesa llegando en pocos días a Porto Venere.

Aquí permanece cinco días y luego marcha a Génova donde sigue, incansable, su actividad predicativa.

En la catedral genovesa los canónigos levantan un palco, ricamente adornado, sobre el que Leornardo sigue con su misión junto al arzobispo, al Dux y a la cohorte de nobles y plebeyos que acuden ante su presencia.

En esta situación se mueven por el territorio las tropas austroalemanas debido a la guerra entre Saboya y Génova.

Durante su vida fue apóstol de las "Tres Avemarías"; gracias a él esa oración tuvo una gran difusión.

Estatua en Porto Maurizio.
S. Bonaventura al Palatino (Roma), convento donde vivió y fue enterrado el santo.