Comunicación no verbal

En los seres humanos, la CNV es frecuentemente paralingüística, es decir, acompaña a la información verbal matizándola, ampliándola o mandando señales contradictorias.

Paul Ekman encontró hasta quince expresiones del rostro universalmente entendibles en diferentes culturas.

El lenguaje visual comprende tanto las señas o indicios simples, como códigos semióticos complejos.

En la mayoría de conversaciones entre seres humanos existe un notable contacto visual, resultando anómalas las personas que no miran demasiado a interlocutores.

En niños la falta de contacto visual está asociada frecuentemente a mentiras, distorsiones y otros hechos psicológicos interesantes.

El asentimiento con la mirada también es un signo frecuente que sirve para establecer la duración del turno de palabra.

Así, una persona insegura o nerviosa es incapaz de mantener la mirada fija en su interlocutor durante un largo período.

[8]​ Además, cuando se habla de temas personales disminuye (o incluso llega a perderse) el contacto visual.

El paralenguaje se refiere a todo tipo de señales concurrentes con una emisión propiamente lingüística que transmiten información adicional, matizan, reafirman o incluso pueden llegar a contradecir el sentido comunicativo de dicha emisión lingüística.

Por otra parte el paralenguaje en general admite gradualidad, y no puede analizarse, a diferencia de los mensajes propiamente lingüísticos, en unidades discretas combinables.

En una forma discrecional de comunicación no existe semejanza entre los elementos del código y los significados subyacentes.

Hay diversas categorías: c) Reguladores: movimientos que mantienen o señalan un cambio en los roles de habla y escucha.

Por lo tanto, utilizar un sistema orientado al lenguaje para comprender toda la comunicación equivale a distorsionar los elementos cruciales de naturaleza no lingüística.

Una persona puede enfrentarse ante la comunicación no verbal al menos de tres formas: El análisis de la comunicación no verbal requiere al menos tener en cuenta tres criterios básicos: El psicólogo Albert Mehrabian, actualmente profesor emérito en la Universidad de California en Los Ángeles, llevó a cabo experimentos sobre actitudes y sentimientos y encontró que en ciertas situaciones en que la comunicación verbal es altamente ambigua, solo el 7 por ciento de la información se atribuye a las palabras, mientras que el 38 por ciento se atribuye a la voz (entonación, proyección, resonancia, tono, etcétera) y el 55 por ciento al lenguaje corporal (gestos, posturas, movimiento de los ojos, respiración, etcétera).

A menos que un comunicador esté hablando acerca de sus sentimientos o actitudes, estas ecuaciones no pueden aplicarse.

Véanse también las referencias 286 y 305 en Mensajes Silenciosos -- esas son las fuentes originales de mis descubrimientos.

[15]​ En sociedades latinas, la distancia entre interlocutores es menor que en la anglosajona, y el volumen de la voz, más alto.

Y ordenar los gestos de todo nuestro planeta es intentar catalogar los rostros del mismo grupo étnico.

Sin embargo, hay saludos tradicionales (como la reverencia) que permanece todavía en países asiáticos.

Mientras en países como Alemania, Austria, Dinamarca, Grecia, Irlanda, Noruega, Rumania, Suecia, la gente se aprieta las manos con bastante firmeza, en otros países como España, Francia o Italia, el apretón es más ligero y más cálido.

Pero no son propios de países como Alemania, Austria, Dinamarca, Polonia, Noruega o Suecia.

Es más, al presentarse, en Hungría o Polonia, las personas suelen estar a un brazo de distancia entre ellos.

En Rusia, es común el «abrazo de oso», que va acompañado a menudo por dos o tres besos alternos y rápidos en las mejillas.

En muchos países árabes (Arabia Saudí, Sudán, Egipto, Jordania), la presión no es tan fuerte como en Europa, pero el apretón es considerado sincero, cálido y suave.

En otros estados, es muy difícil generalizar el saludo, debido a las culturas diferentes que se han desarrollado en las tribus.

En Australia, el apretón de manos es firme y amistoso, mientras que en Fiyi la población se saluda con la cabeza, levantando las cejas.

Un apretón menos convencional lo encontramos en Nueva Zelanda donde el agarrón es fuerte y la mirada directa.

En otros países, como Bulgaria, Grecia, Turquía los mismos desplazamientos de la cabeza son interpretadas justamente al revés.

Este mismo gesto es considerado falta de respeto en ciertas condiciones para la población de África: un niño no puede mirar directamente a un adulto y una mujer oriental no debe tener contacto ocular prolongado con un hombre extraño.

En países como Japón, Tailandia o Corea una mirada a los ojos es considerada señal de intimidación.