Las lenguas fronterizas son particularmente comunes en África debido a su herencia colonial, aunque de todas maneras también se las ubica en otras regiones habitadas por seres humanos.
Según el criterio geográfico, las lenguas fronterizas se dice que son «internacionales limitadas» o simplemente «internationales».
[4] Según el criterio de la población, las lenguas fronterizas se dice que son «simétricas» o «asimétricas».
El kurdo, por ejemplo, que es una lengua minoritaria en Turquía, Siria, Irán e Irak, hasta no hace tanto era clasificada como una lengua «simétrica y limitada», pero gracias al reconocimiento lingüístico acordado por la nueva constitución iraquí[11] sobre el estatuto oficial del kurdo en el Kurdistán iraquí, ahora puede ser considerado como una lengua transfronteriza «asimétrica y limitada» (referéndum del 15 de octubre de 2005).
Una lengua minoritaria pero inserta en un pequeño país, tal vez puede tener más incidencia relativa que una lengua hablada por un gran contingente de locutores, si está inserta en un país grande en extensión territorial y en población.
Obviamente, los nombrados son un grupo lingüístico numeroso, pero minoritario en Nigeria, pues allí solamente representan el 13 % de los nigerianos.
Cuando una lengua transfronteriza está presente en varios países, como es notoriamente el caso del árabe, cuya influencia se extiende con sentido de continuidad geográfica desde Mauritania hasta Irak, notoriamente es también lengua internacional (imposible argumentar otra cosa, imposible categorizar de otra forma).
El suajili sirve como lengua de intercambio entre Burundi y la República popular democrática del Congo, pero a pesar del pequeño territorio cubierto fundamentalmente por locutores unilingües maternos, supo en su momento mestizarse con el árabe, transformándose así en una trascendente lengua de comunicación entre muchos pueblos africanos.
Ejemplo de ello es el portugués, que sin duda debe ser calificado como internacional, pues es hablado en Angola, Brasil, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique, Timor oriental, Santo Tomé y Príncipe y Portugal, áreas geográficas que no tienen ninguna continuidad geográfica entre ellas.
Esto debe agregarse a los costos del LP (Language Planning), lo que en buena medida crea problemas un tanto forzados y artificiales entre los pueblos involucrados y entre las naciones involucradas (en materia de enseñanza, en los medios de difusión, etc.).
Por ejemplo, muchas iglesias cristiana ayudan a evangelizar traduciendo la Biblia a un número cada vez creciente de idiomas; y asociaciones tales como el Summer Institute of Linguistics colaboran en esta tarea,[14] muy especialmente así ayudando a evangelizar muchos pueblos en África (léase: evangelización practicada por la Iglesia Kibangui en el área lingüística del kikongo,[15] 18 millones de locutores repartidos entre Angola, Gabón, y la zona oeste de los dos Congos).
Hace ya más de un siglo, misioneros oblatos que vinieron al Congo, iniciaron su estadía aprendiendo esa lengua en Ipamu.
con Canadá, cuyos lazos económicos figuran entre los más complicados del mundo[18] La ‘’lengua transfronteriza’’ constituye un refugio.
Son numerosos los vascos que se han refugiado en Francia durante las represiones franquistas.
Todas esas personas que hablan una lengua transfronteriza, no figuran a menudo en los censos.
Por ejemplo, la lengua lunda[21][22] pertenece y se relaciona con un área geográfica precisa, que forma parte de tres países, Angola, Zambia y República Democrática del Congo, todos ellos reconocidos internacionalmente, así que esta lengua puede ser analizada desde tres diferentes ópticas.