Al removerla con la mano, se desprende la grava hasta dejar solo la arena y las posibles pepitas.[2] En Occidente, la extracción de oro con esta técnica se registra desde la Antigua Roma.La práctica se extendió también al Nuevo Mundo, siendo común en numerosos ríos de Suramérica.En la actualidad, debido a su baja rentabilidad, tiende a tener una finalidad turística, lúdica y deportiva, si bien la práctica continúa vigente como medio de subsistencia en numerosas zonas rurales alrededor del mundo.Su característica distintiva es que tiene forma rectangular, con una hendidura cóncava y uno de los extremos sellado, de modo que los materiales indeseados van saliendo por un orificio al hacer oscilar la batea.