En 1913 obtiene la Cátedra de Historia del Derecho Español de la Universidad Central, enfrentándose en la oposición únicamente con Juan Salvador Minguijón siendo su maestro Eduardo de Hinojosa el único que miembro del tribunal que votó por Juan Salvador Minguijón.
Desde ese primer número, la revista se ha publicado año tras año, hasta nuestros días, salvo el paréntesis de la Guerra Civil en el año 1935 y que fue luego reanudada en 1941 donde se empieza a acoger a los romanistas, destacando la continua colaboración de Álvaro d’Ors, lo que convierte al “Anuario” en una revista fundamental para los estudiosos del Derecho Romano.
Se le atribuye la frase: "Los catedráticos se pueden dividir en dos grupos: los que no van a clase y los que no deberían ir a clase".
Este libro sobre su maestro aparece publicado con prólogo del poeta Jorge Guillén en cual texto introductorio reitera, en dos frases diferentes, algo bien categórico: «el socrático Don Laureano».
También en la Universidad de León se rememora las enseñanzas de su maestro y paisano como bien relata su nombre, editado en 1995, El pensamiento filosófico-jurídico de Laureano Díez-Canseco y su escuela, debido a Concepción Gimeno, Ana Marcos del Cano y Salvador Rus.