Las vueltas del citrillo

Sin embargo, entre la mujer (Melba) y el joven e irreverente soldado surge una atracción que pronto culmina en un encuentro amoroso.

El oficial los descubre en pleno acto sexual pero no hace nada más que mirarlos.

Ese mismo día llevan a cabo el planeado bautizo y todos juntos celebran.

Luego de la visita, el joven es acompañado hasta una pequeña embarcación en la que ya se le esperaba.

Sin embargo, el espectador puede percatarse del infortunio que a cada uno sobreviene, resultando con ello la película un cierto tipo de aleccionamiento moral.